En un mundo donde hablar con una máquina es más común que charlar con el vecino, las empresas se enfrentan al desafío de no solo captar la atención de su audiencia, sino también de mantenerla, cuidarla y, por qué no, chinearla un poco.
Es aquí donde entra en juego la comunicación estratégica para agregar valor, un concepto que suena más complicado de lo que es en realidad.
Básicamente, se trata de convertir cada interacción, cada contacto en una oportunidad para fortalecer la relación, algo así como cuando la abuela nos daba un dulce cada vez que la visitábamos.
Pero, ¿cómo pueden las empresas hacer esto sin parecer aburridas o, peor aún, desesperadas?
Primero, hablemos de escuchar. Sí, escuchar. No solo con los oídos, sino con todos los sentidos. En una era donde todos tienen algo que decir (¡y lo dicen!), destacan aquellas empresas que realmente prestan atención a lo que sus audiencias expresan, necesitan, quieren, o incluso sueñan.
Esto significa monitorear los medios de comunicación tradicionales, los nativos digitales, realizar encuestas, leer comentarios en nuestros propios canales (web o redes sociales, por ejemplo) y, sobre todo, actuar en consecuencia. Es convertirnos en ese amigo que siempre recuerda nuestro cumpleaños y sabe exactamente qué regalar.
Luego está el contenido. Sí, el contenido sigue siendo el rey. Es decir, desde los posts, los memes hasta los videos o tutoriales de cómo hacer una casa para tu gato. El contenido debe ser útil, agregar valor, ser relevante y, si es posible, educativo y entretenido.
¿Un ejemplo? Imaginate una ferretería que ofrece videos sobre reparaciones caseras, decoración para el hogar y hasta retos de construcción. Esta tienda no solo vende martillos, también enseña a usarlos de muchas maneras, con consejos fáciles, divertidos y creativos.
Ahora, pensemos en personalización. En un mundo donde hasta tu café lleva tu nombre, las comunicaciones genéricas son como enviar cartas de amor sin destinatario. Tenemos que aprender a enamorar a nuestras audiencias.
Personalizar el mensaje, adaptarlo al formato de cada canal y adecuarlo a los intereses y necesidades de cada segmento de la audiencia, hace que la comunicación de la marca sea más eficiente y efectiva, pero sobre todo, más humana.
Es como cuando mamá nos llama por nuestro apodo cariñoso, en lugar del nombre oficial; se siente más cercano.
Y qué decir de la consistencia. La omnicanalidad busca ser coherentes en el mensaje, el tono y la frecuencia de todas los canales y comunicaciones. No se trata de bombardear a la audiencia con mensajes cada cinco minutos, sino de establecer una presencia constante y confiable.
Crear relaciones fuertes y duraderas con las diferentes audiencias es un arte que combina escucha, contenido de valor, personalización y consistencia. Es un poco como ser el anfitrión perfecto de una fiesta: atento, entretenido, y siempre, siempre, asegurándose de que todos pasen un buen momento.
En el 2024, las empresas que dominen este arte no solo tendrán clientes, sino que también tendrán fans, amigos y, quizás, hasta admiradores secretos.
En BBCE Comunicación Estratégica tenemos 25 años ayudando a nuestros clientes a construir y mantener relaciones sólidas con sus audiencias. ¿Querés saber cómo lo hacemos? Te enseñamos cómo lograrlo. ¡Llamanos o escribinos sin compromiso… ni costo! al teléfono/WhatsApp (506) 8962-7941.
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