Algunas empresas creen que la comunicación interna se resuelve con solo un programa de software que administre correos, comparta documentos y archive información para el trabajo de los equipos.
Otras empresas consideran que con solo tener un experto en diseño que haga las piezas gráficas es suficiente. Estas piezas gráficas hoy reemplazan los memorandos de ayer y se suelen distribuir por la intranet, por correo electrónico o por WhatsApp.
También, están las empresas que comunican en los ascensores o en el comedor con pantallas digitales, que son el equivalente de lo que antes eran las pizarras informativas de caucho llenas de papeles pegados con alfiler.
Algunos suelen pensar que con tener estos canales “funcionando y llenos” de contenidos es suficiente para que la empresa, la cultura de esa organización, avance productiva y feliz hacia las metas de negocios o las comerciales.
Lamento decirles que todo lo anterior son herramientas útiles, pero este esfuerzo no es suficiente…máxime si no están articuladas.
La Comunicación interna avanzó velozmente desde que -en pandemia- las empresas se vieron obligadas a comunicarse efectivamente con sus colaboradores para mantener el compromiso, la motivación y la productividad en las nuevas modalidades de trabajo remotas o híbridas.
Pero, parece que ya esto se nos olvidó… ¿o nos cansamos?
En las condiciones extremas de hace 4 años nos dimos cuenta de que la comunicación interna no solo es necesaria, sino que también es eficaz si se utiliza con visión estratégica para alcanzar los objetivos comerciales.
En el 2020 la meta fue mantener activas las operaciones, priorizando el bienestar y la salud de los colaboradores. En el 2024 el reto es la adaptación a entornos volátiles y cambios disruptivos como la transformación digital y la inteligencia artificial.
¿Por qué decimos que ya se nos olvidó o nos cansamos de hacer comunicación interna con estrategia? Porque seguimos viendo hoy en licitaciones o concursos de empresas que piden agencias en donde lo que se solicita es “solo” diseño o “solo” contenido… pero, por ningún lado la planificación estratégica de esos elementos tácticos.
En el mejor de los casos, no se requiere la planificación o la asesoría estratégica porque ya existe y el servicio outsourcing vendría a respaldar esos esfuerzos pero, hasta donde hemos visto, la realidad es que no siempre hay una estrategia como referente.
Y, si la hay, falta la alineación de la estrategia de comunicación a las metas comerciales y la articulación de todos los canales, formatos y mensajes (omnicanalidad).
Este contenido o piezas que se solicitan vienen, por lo general, a resolver los temas operativos del día a día, como por ejemplo protocolos, temas de seguridad o festividades.
No son campañas para cambiar comportamientos, acelerar procesos u optimizar el uso de los recursos existentes. No se “evangeliza” sobre la importancia e impacto de las funciones individuales dentro del “todo” organizacional.
Como dijo Drucker: “La cultura se come a la estrategia en el desayuno”. Es decir, que si no están alineados, comprometidos y motivados los colaboradores (que son los que conforman la cultura organizacional), entonces, fácilmente se llevarán en banda a la estrategia.
Surge la duda entonces de si ¿es la falta de una comunicación estratégica la que se está comiendo hoy a los procesos de mejora continua, de certificación y de productividad?, por citar solo algunos.
Claro está que la comunicación no es lo único que entra en juego en estos procesos, pero no cabe duda que desempeña un papel crítico y fundamental.
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